Dejó que la mano se perdiera entre las piernas. Cada vez más incisiva. Cada vez más rápido. Aún con los ojos cerrados, escuchó su propia respiración agitada y los jadeos ajenos hasta que se estremeció en un gemido algo más profundo y más largo, y sus gritos entrecortados la guiaron por un orgasmo perfecto, lineal y ardiente.
2 comentarios:
buenos deseos...
;)
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