Recuerda que los días malos, como los que has vivido tú, siempre tienen un día bueno en que acaban. Es muy importante que no lo olvides: que si en un año hay trescientos cuarenta y ocho días horrorosos, tienes que saber vivir plenamente los diecisiete días de felicidad, porque no son un descuento. Son una diferencia. Y saber distinguir una cosa de otra te salvará de todos los peligros. Una y otra vez.
Un jardín al norte, Boris Izaguirre
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